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Jueves, 04 Enero 2018 09:39

Daño Psicológico como Diagnóstico Forense

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Hay una divergencia entre psicólogos y agentes de salud mental en cuanto a señalar desde la arista forense en Guatemala qué es un daño psicológico; sin embargo, cuando se infringe daño a una persona, algo innegable es el sufrimiento, que como resultado de la agresión, interrumpe el desarrollo de su cotidianidad. Este artículo intenta buscar otros conceptos que ayuden a la determinación del daño, para la psicóloga forense a través de una interlocución, hacer el peritaje a una víctima significó, la obtención de datos orientados hacia la verificación transversal del hecho y llegar al diagnóstico de daño.

El hecho traumatogénico circunstancial crea un desequilibrio bio-psico-social, el cual dependerá de la gravedad para caracterizar ésta como: transitoria, aguda o permanente, su manifestación consigue generalmente proyectarse en una depresión como síntoma, en ocasiones hasta el extremo del síndrome; además pueden aparecer desordenes psicológicos del sujeto y repercusiones posteriores en su entorno.

El diálogo socrático favoreció contar con el bagaje pericial de las autoras, para explicar a los operadores de justicia las implicaciones y consecuencias de un daño desde un diagnóstico forense bajo la tónica de la psicología.

El artículo investiga una aproximación sobre los alcances y consecuencias que pueden aparecer en una víctima, quien desafortunadamente ha sido o es objeto de daño psicólogo. Este problema lo han arrastrado los grupos humanos desde que el hombre apareció sobre la tierra y será en el grupo social primario, la familia, donde la intervención urge para educar a las generaciones jóvenes, e inculcar básicamente el valor del respeto hacia la otra persona en cualquier dimensión que se contemple.

Sin ser pesimista pero viéndolo objetivamente el daño no va a desaparecer, pero si puede lograrse que la persona aprenda a vivir con el estigma sin dolor. Para la explicación y estudio del tema en cuestión, la corriente epistemológica bajo la cual se consideró su presentación tendrá un enfoque fenomenológico.

Abordar en términos psicológicos las implicaciones y de alguna manera la formación de síntomas generados por la intrusión de amenazas, donde las esferas: biológica, psicológica y social del sujeto se vulneran, no es tan sencillo. Las tres anteriores pueden alterar el funcionamiento cotidiano de la persona, ¿por qué? Es muy fácil responder, se encuentran íntimamente relacionadas y el desajuste en una, altera o interfiere en el funcionamiento de las otras.


Una justificación “sine qua non” se admite cuando la víctima ha perdido su seguridad, estatus, libertad de acción, sufre, llora, la depresión se implanta y una ansiedad, o más grave aún el aparecimiento de la angustia dolor, del cual la persona se le hace sumamente difícil dar alguna explicación; provoca más desasosiego, por lo que lentamente va drenando la independencia de la que alguna vez gozó la víctima.

El estudio del daño psicológico surgió de un diálogo socrático con otros profesionales de la salud mental, donde el fenómeno empieza a revelarse con la mejor claridad posible, además favorezca la operatividad del psicólogo. Otra inquietud de tipo profesional afloró de la necesidad para explicar verbalmente a los operadores de justicia porqué se daña a la víctima, obviamente cuando alguien padece un dolor físico o psicológico está sufriendo, el daño se define de la siguiente manera: resultado de uno o varios sucesos, vivencias traumatogénicas o de carácter crítico, punibles que alteran el equilibrio emocional-psicológico de la persona, de manera directa o indirecta.

Dicho desequilibrio o perturbación puede tener una consecuencia permanente, transitoria, periódica, en todas o alguna esfera de su vida. Adicionalmente es importante establecer puntualmente el trabajo del/la perito en psicología del INACIF y, cuáles son los límites exactos al hacer la evaluación del daño psicológico.

Estas líneas se dirigen a psicólogos, psiquiatras, trabajadores sociales, operadores de justicia y personas que puedan interesarse en el estudio de los efectos y huellas némicas, físicas y sociales, la mayor parte de veces imborrables, que alteran el equilibrio del psiquismo de quien ha sufrido un daño.

DAÑO PSICOLÓGICO COMO
DIAGNÓSTICO FORENSE

En cuanto a la definición de daño psicológico, daño emocional o daño psíquico, en la actualidad son conceptos que han creado confusión, dado que entre los profesionales específicamente del área de la psicología forense de Guatemala, no existe consenso para llegar a un acuerdo final. Por esta razón, este artículo intenta aclarar las ideas o bien, adoptar y contextualizar las aprobaciones establecidas en otras latitudes.

Las revisiones permitieron concluir y explicar el daño a nivel psicológico, como el resultado de uno o varios sucesos, vivencias traumatogénicas o de carácter crítico, punibles que alteran el equilibrio emocional-psicológico de la persona, de manera directa o indirecta. Dicho desequilibrio o perturbación puede tener una consecuencia permanente, transitoria, periódica o pasajera, en mayor o menor grado en todas o alguna esfera de su vida.

Existe la posibilidad que presenten alteración en el área física, emocional, cognitiva, afectiva, volitiva y espiritual, afectan las capacidades de desarrollo o goce individual, familiar, laboral, social, espiritual o recreativo. Su alcance en las repercusiones, está influenciado por una mediación de acuerdo a la gravedad del suceso, el carácter inesperado del acontecimiento y el daño físico o grado de riesgo sufrido, la mayor o menor vulnerabilidad de la víctima y el posible progreso de otros problemas futuros.
 
SÍNTOMAS Y SIGNOS

Se refieren a la manifestación clínica, en respuesta a la alteración psicodinámica, que en el contexto forense tiene relación con una acción punible. En cuanto a los signos (llanto, afecto, tono de voz, movimientos motores, sudoración) estos son observados por la profesional, mientras que los síntomas (miedo, enojo, tristeza, padecimientos físicos) son descritos por la persona.

El daño psicológico o emocional causado, repercute en el sujeto, y puede instalarse según su sintomatología, de manera emergente, transitoria y crónica, lo cual varía de acuerdo al acontecimiento, a los recursos externos e internos que posee.

 

Efectos emergentes: reacciones inmediatas ante un acontecimiento negativo que puede alcanzar la categoría de estrés agudo o postraumático. Entre las que se encuentran: llanto, miedo, respuestas fisiológicas y desorientación.

Consecuencias transitorias: síntomas que se instalan en la persona perjudicando su estabilidad biopsicosocial temporalmente. Como alteraciones en el ciclo de sueño, alimentación, evitación, aislamiento, trastorno adaptativo, cuadro depresivo.

Secuelas permanentes: efectos psicológicos, que tienen incidencias en aspectos afectivos, cognitivos, conductuales y psicosomáticos, aparecen en el medio familiar, social y laboral, o a lo largo de la vida de la persona, adquiere un carácter indeleble.

 
Valorar las consecuencias correlacionadas a un acontecimiento o suceso que por la intencionalidad daña a la persona, según sean las repercusiones, se aboga por la utilización de los modelos existentes como los nosológicos por  tener manifestaciones psicopatológicas y aquellas reacciones psicológicas que no tienen criterios para un trastorno, sin embargo, sí afectan  psicológicamente, de igual manera puede decirse del desenvolvimiento social.

Modelo nosológico: de acuerdo a las reacciones del individuo ante un suceso negativo se encuentran síntomas agudos, los cuales son respuestas inmediatas, ante una situación que desborda su capacidad de afrontamiento.

Por ejemplo diagnósticos:

Trastornos estrés postraumático: según la Clasificación Internacional de Enfermedades -CIE 10 “surge como respuesta tardía o diferida a un acontecimiento estresante o a una situación breve o duradera, de naturaleza amenazante o catastrófica”. Siendo sus características principales: la reviviscencias, aislamiento, evitación y embotamiento emocional.

Cuadros depresivos, planteados dentro de la ley guatemalteca . Clínicamente la DEPRESIÓN puede ser un síntoma, un síndrome o una enfermedad. Predominio de emociones tristes, de desesperanza, de futilidad y pesimismo. Pueden aparecer sin que la situación vital lo justifique o bien desencadenados por acontecimientos externos. Es la típica visión del “cristal ahumado”.

Se emiten pensamientos como “estoy triste”, “no puedo alegrarme por nada”, “nada me divierte”, “nada me interesa”, “tengo un sufrimiento interno”. La expresión del humor depresivo es variable: llanto, pesadumbre, apatía, inquietud, dolor, sufrimiento. Principales pensamientos que acompañan a la depresión son: desesperanza (pesimismo), minusvalía, ruina, culpa, hipocondría, muerte.

El otro modelo es el psicológico: efectos psicológicos, respuestas derivadas del acontecimiento que causan una afección o sufrimiento, sin alcanzar el nivel de trastorno. Para lo cual debe entenderse el sufrimiento como el padecimiento, la pena o dolor, que experimenta un ser humano y se trata de una sensación subjetiva que aparece reflejada en un malestar, agotamiento.

Estrés: sensación de carga, además hay ansiedad o angustia.

Ansiedad: estado de activación que contiene un sentimiento de miedo, como reacción ante un peligro.

Inadaptación: dificultad para el restablecimiento de su equilibrio dentro de su entorno social.

Disforia (estado de ánimo que causa malestar): disgusto persistente.

En conclusión y para una visualización de los juristas guatemaltecos y otras disciplinas relacionadas con la salud mental, el daño psicológico puede señalarse como: “menoscabo al estado psicológico de la persona, el cual puede manifestarse como sufrimiento y privación al proyecto de vida”.

Es importante indicar que la ley guatemalteca, deberá plantear parámetros que redefinan exactamente, desde el punto de vista jurídico, el significado y definición de daño psicológico para la población guatemalteca, siendo esto un tema a discutirse y consensuarse con todos aquellos que están estrechamente vinculados, con lo psicológico, jurídico, social.

 

Somatización: proceso por el cual se transforman los problemas psicológicos en síntomas físicos.

Problemas de alteración sexual: dificultades en la esfera sexo-genital.

Problemas de conducta (niños): comportamientos inadecuados en ellos.

Conductas riesgosas: exposición peligrosa intencionada a riesgos innecesarios.

Problemas alimenticios: alteraciones en esta.

Problemas del sueño: dificultades para conciliarlo, pesadillas o interrupciones.

Finalmente el modelo psicosocial: luego de un acontecimiento traumatogénico, aparece una crisis inesperada, por el impacto psicológico ya que coloca en riesgo la integridad somática y psicológica de la persona, por ser un suceso que ocasiona una pérdida y estrés.

Psicosocialmente se rompe, marca y desestabiliza la cotidianidad de la persona a nivel personal, familiar y social, generando repercusiones tanto a nivel emocional, como en su desempeño, circunstancias que alteran el orden de sus actuaciones en las distintas áreas: personal, social, laboral, escolar, familiar y sexogenital, a lo que se llama alteración a la vida cotidiana.

Esto nos lleva a la definición de vida cotidiana, emitida por Heller en 1970, “es el conjunto de actividades que caracterizan la reproducción de los seres humanos particulares, y estas a su vez propician la posibilidad de la reproducción social”.

Esto quiere decir que existe una continuidad en la vida de cada persona, de forma individual y, pese a incidentes menores que modifican ocasionalmente e interrumpen las actividades por situaciones propias del desarrollo como enfermedad, vacaciones, mudanza, cambio de institución académica o laboral, genera una nueva configuración para posteriormente reintegrarse.

No obstante, cuando la desconfiguración se presenta por una crisis altamente negativa, estresante o traumatogénica en la que se ejerció, poder por uno o unos terceros en donde existen indicativos de intencionalidad, se presenta la desadaptación y damnifica el desenvolvimiento cotidiano por lo que alcanza al proyecto de vida, y éste se convierte en: metas sin alcanzar, expectativas truncadas, deseos y visión de uno mismo en el futuro, así como en el ámbito familiar, social y cultural. En los niños se vislumbra el desajuste del proyecto de vida, que se encuentra en estrecha relación con el desarrollo psicoevolutivo.


Licda. Claudia Lisseth Castañeda Villeda
Psicóloga, Universidad Mariano Gálvez de Guatemala
Número de colegiada 1082
Diplomado en Psicología Forense, Universidad de San Carlos de Guatemala

 
M.A. Mayra Lisbeth Velásquez Trujillo
Psicóloga, Universidad de San Carlos de Guatemala
Número de colegiada 9659
Magister en Consejería Clínica e Intervención Psicosocial en Salud Mental, Universidad Panamericana de Guatemala
Diplomado en Psicología Forense, Universidad de San Carlos de Guatemala
 
BIBLIOGRAFÍA
Documento presentado en el 4º Congreso Virtual de Psiquiatría Interpsiquis. Del 1 al 28 de febrero 2003. Consultado en marzo de 2014.
Echeburúa, E. (2005). Superar el trauma. El tratamiento de las víctimas de sucesos violentos. Ediciones Pirámide. España
Echeburúa, E. (2011). Retos de Futuro de la Psicología Clínica. Consultado en febrero del 2014.
Heller, A. (1994). Sociología de la vida cotidiana. (4a. ed.) Ediciones Península. Barcelona, España
Muñoz, J. (2013), Módulo II Victimología y Violencia Contra la Mujer. Curso Educación Continua en Psicología y Psiquiatría Forense. Instituto Nacional de Ciencias Forenses de Guatemala. Consultado en marzo de 2014.

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Lo que a continuación se presenta, es un acercamiento descriptivo de los elementos, que aunque invisibles, forman parte importante de la dinámica de relaciones interpersonales en nuestra sociedad guatemalteca, donde ha destacado el trato distinto hacia la mujer, siendo estos elementos los estereotipos socioculturales relacionables a la violencia contra la mujer, no con el afán de destacar el papel de víctimas, sino más bien destacar lo que está en el trasfondo del actuar tanto masculino como femenino, que son pensamientos o ideas adquiridas por transmisión generacional y que promueven el tipo de comportamiento permitido para hombres y mujeres.

Esto es posible reconocerlo en el discurso de las personas, siendo así como se incluyen algunas frases extraídas de relatos de denunciantes, y que son enviadas al área de Psicología del Instituto Nacional de Ciencias Forenses de Guatemala –INACIF- para su evaluación psicológica en relación a lo denunciado.

Como bien sabemos Guatemala es un país multicultural, comprendiéndose como cultura al conjunto de saberes, creencias y pautas de conductas de un grupo social, incluyendo los medios materiales que usan sus miembros para comunicarse entre sí y sus necesidades de todo tipo. También es el conjunto de las manifestaciones en que se expresa la vida tradicional de un pueblo .

La sociedad se refiere a la agrupación de personas, mientras que la cultura hace referencia a toda su producción y actividad transmitida de generación en generación a lo largo de la historia, incluyendo costumbres, lenguas, creencias y religiones, arte, ciencia, entre otros.

Se utiliza el término sociocultural considerando cualquier proceso o fenómeno relacionado con los aspectos culturales de una comunidad o sociedad; adjetivo que hace referencia a una realidad construida por el hombre, que puede estar relacionado en cómo interactúan las personas entre sí, con el medio ambiente y con otras sociedades, dándole significado al modo de actuar de cada persona, en lo individual y grupal.

Los avances o las creaciones socioculturales del hombre, desde los primeros días de su existencia, pueden ser las diferentes formas de organización y jerarquización social, las diversas expresiones artísticas, la creación de instituciones que tuvieran por objetivo ordenar la vida en comunidad, la instauración de pautas morales de comportamiento, el desarrollo de las religiones y estructuras de pensamiento y la creación de sistemas educativos, entre otras.

Todas las sociedades se estructuran y construyen su cultura en torno a la diferencia sexual de los individuos que la conforman, la cual determina también el destino de las personas, atribuyéndoles ciertas características y significados a las acciones que unas y otros deberán desempeñar –o se espera que desempeñen–, y que se han construido socialmente.


CONTENIDO
El sexo y el género
La diferencia sexual de los individuos está primeramente dada por el sexo, que se refiere a las diferencias y características biológicas, anatómicas, fisiológicas y cromosómicas de los seres humanos que los definen como hombres o mujeres; son características con las que se nace, universales e inmodificables.En cambio el género es el conjunto de ideas, creencias y atribuciones sociales, que se construye en cada cultura y momento histórico con base en la diferencia sexual; es el conjunto de características consideradas socialmente apropiadas para mujeres y varones dentro de cada sociedad determinada, englobables dentro de los constructos de masculinidad y feminidad, que determinan aspectos como el comportamiento de hombres y mujeres, las funciones de cada uno, las oportunidades a las que pueden tener acceso, el concepto valorativo para cada uno y las relaciones entre ambos.Estereotipos y roles de géneroUn estereotipo es una imagen o idea aceptada comúnmente por un grupo o sociedad con carácter inmutable. También es el conjunto de ideas que un grupo o una sociedad obtiene a partir de las normas o patrones culturales previamente establecidos. Aunque se reconozca a los estereotipos una cierta utilidad en la comunicación y relaciones humanas, tienden a imponer descripciones rígidas, las que se adoptan como parte de lo típico o común de cómo se debe pensar y actuar dentro de esa sociedad. Los estereotipos de género son entonces una subdivisión de los estereotipos sociales, son creencias consensuadas sobre las diferentes características de hombres y mujeres en la sociedad, es decir lo que “deberían ser” o se espera que sean.Por su parte los roles de género, son atribuciones o asignaciones establecidas por la cultura para cada persona según su sexo, es decir es “esto lo que deben hacer” o se espera hagan de igual manera que los estereotipos, son transmitidos generacionalmente, aunque pueden ir variando conforme la sociedad avanza o evoluciona en el tiempo. Por lo tanto, un estereotipo para un hombre podría ser que debe ser fuerte físicamente, implicando que es el indicado para desempeñar un rol laboral como trabajador de maquinaria pesada, mientras que el esteriotipo para una mujer en esta misma línea, es la idea que por tener menos fortaleza física, es apta para trabajos manuales.Los roles de género se configuran con el conjunto de normas y prescripciones que dictan la sociedad y su cultura, sobre el mejor comportamiento femenino o masculino. Aunque hay variantes de acuerdo con la cultura, la clase social, el grupo étnico y hasta el estrato generacional de las personas, todo esto proviene de una división básica que corresponde a la división sexual del trabajo más primitiva: las mujeres paren a los hijos y por lo tanto, los cuidan, es decir, para lo femenino corresponde lo maternal, lo doméstico, contrapuesto con lo masculino, que se identifica con lo público, tareas que tienen que ver con lo productivo, el mantenimiento del hogar, el sustento económico.

Los estereotipos y roles tienden a ser rígidos, condicionando o limitando las potencialidades humana, es decir, que si una persona quisiera desarrollarse en una situación que no le corresponde a su género, la sociedad e incluso la familia puede negarle esa oportunidad. Al conocer el sexo biológico de un recién nacido, los padres, los familiares y la sociedad suelen asignarles atributos o ideas creadas por expectativas preestablecidas.

Si es niña, se espera que sea bonita, tierna, delicada, entre otras características; y si es niño, que sea fuerte, valiente, intrépido, seguro y hasta conquistador. A las niñas se les enseña a “jugar a la comidita” o a “las muñecas”, así desde pequeñas, se les involucra en actividades domésticas que más adelante reproducirán en el hogar; estos aprendizajes forman parte de la “educación” que deben recibir las mujeres para cumplir con las tareas que la sociedad espera de ellas en su vida adulta. En cambio, a los niños se les educa para que demuestren fuerza, valentía, agresividad por lo que expresar sentimientos se contrapone a estas características, siendo así que “llorar es cosa de niñas”, porque demuestra debilidad.

Estas creencias y atribuciones, sin embargo, no son elecciones conscientes que se puedan aceptar o rechazar de manera individual, sino que surgen del espacio colectivo, de la herencia familiar y los ámbitos en que cada persona participe. Se trata de una construcción social que comienza a partir del nacimiento de los individuos, potenciando ciertas características y habilidades según su sexo e inhibiendo otras, de manera que quienes los rodean, les dan un trato diferenciado, siendo esta concepción de diferencias lo que da lugar a la discriminación de género.graph1


A continuación algunas características referidas a cada sexo, y que se convierten en estereotipos de género, que pueden influir en el trato desigual:

 
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Del género a la violencia
Nacer mujer en Guatemala, es uno de los grandes retos que enfrentan día a día la mayoría, dado que pueden llegar a ser parte de discriminación y exclusión así como de violencia física, sexual y psicológica en el transcurso de su vida, que quizá nunca lleguen a denunciar por el miedo a la reacción del hombre y de la sociedad, donde prevalece aún el machismo.El machismo está definido como la actitud de prepotencia de los varones respecto a las mujeres, discrimina y menosprecia a la mujer considerándola inferior al hombre. El machismo está fundado en ideas preconcebidas y estereotipos, fuertemente influenciados por el entorno social y, que permanecen de manera rígida.La mentalidad que la mujer debe tener una actitud de sumisión hacia el hombre se manifiesta de diferentes maneras, por ejemplo: con actitudes y comportamientos de menosprecio y control; agresiones físicas y psicológicas, a esto se le conoce como violencia de género.
Violencia de género
Según la Declaración sobre la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, violencia de género es “…todo acto de violencia basado en la pertenencia al sexo femenino que tenga o pueda tener como resultado un daño, sufrimiento físico, sexual o psicológico para la mujer, así como las amenazas de tales actos, la coacción a la privación arbitraria de la libertad, tanto si se produce en la vida pública o privada”. 
 
Violencia intrafamiliar
La Ley para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia Intrafamiliar , define a esta última como “…una violación a los derechos humanos, que debe entenderse como cualquier acción u omisión que de manera directa o indirecta causare daño o sufrimiento físico, sexual, psicológico o patrimonial, tanto en el ámbito público como en el privado, a una persona integrante del grupo familiar, por parte de parientes o convivientes, cónyuge o excónyuge o con quien se haya procreado hijos o hijas.”

Discriminación contra la mujer
En la Convención sobre la Eliminación de todas las formas de Discriminación contra la Mujer, se establece que la “Discriminación contra la mujer denotará toda distinción, exclusión o restricción basada en el sexo que tenga por objeto o por resultado menoscabar o anular el reconocimiento, goce o ejercicio por la mujer, independientemente de su estado civil, sobre la base de la igualdad del hombre y de la mujer, de los derechos humanos y la libertades fundamentales en las esferas políticas, económicas, social, cultural y civil o en cualquier otra esfera”.Entonces, el comportamiento machista, se puede distinguir en distintas contextos:
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En un estudio realizado en junio de 2011, por la empresa Vox Latina a nivel nacional y con un índice de confianza del 95%, en 9 de cada 10 familias se oculta la violencia contra la mujer; sólo el 17% de las encuestadas dice no haber sido víctima de maltrato en su hogar. Es una realidad que se empieza a tomar conciencia ante el elevado e impune número de asesinatos de mujeres: 390 en sólo 7 meses.

Los patrones culturales favorecen esta dolorosa realidad, cuya primera manifestación cómplice es el silencio. Aunque 9 de cada 10 consultadas, todas guatemaltecas mayores de edad, coinciden en señalar la existencia de la violencia contra la mujer, el 70% admite que la ha sufrido o ha sido testigo de cómo su madre la ha padecido a manos de su pareja.

Según el estudio, esto se traduce en absurdos como que el 89,6% considere que una mujer “decente” debe llegar virgen al matrimonio, o que sea el varón quien decide el número de hijos (53,5%). Las mismas consultadas admiten que es el hombre quien dispone cuándo tener sexo, un 17,5% reconoce que ha sido obligada a mantener relaciones en contra de su voluntad. El 64,5% opina que una buena esposa debe obedecer al hombre en todo lo que le mande, el 90,9% de las encuestadas considera que no es correcto que una mujer seduzca a un varón.

Adicionalmente, el 34,9% de las esposas ha tenido que quedarse en casa porque su pareja le prohíbe trabajar o estudiar, el 43,5% de las novias o esposas no puede reunirse con sus amigas porque el varón se lo prohíbe. Asimismo, un 43,2% de las entrevistadas reconoce que alguien que fue su pareja todavía les indica cómo deben vestir. Estos patrones sólo empiezan a romperse en proporción directa al grado de escolaridad de las mujeres. Casi el 95% considera que son las encargadas de cuidar a los hijos, cocinar y limpiar el hogar.

El estudio arribó a la conclusión que el factor económico juega un papel importante en la pervivencia de este sistema. Al hecho que el hombre es quien aporta el sustento, la mujer se queda en casa dirigiendo el hogar, cuando un matrimonio se rompe es ella quien se queda con los niños, solo en seis de cada 10 casos los bienes materiales y cuentas bancarias, están a nombre del varón. Cuando se enfrenta una necesidad extrema, en el 61,9% de los casos es él quien decide si se vende o empeña el patrimonio familiar, sólo en un 28,9% de los casos la decisión se toma de manera conjunta.

Las causas del sometimiento y el silencio es la falta de información. La mayoría de las guatemaltecas ha crecido en un ambiente donde se ve como “natural” la agresión en su contra se vive en una cultura patriarcal dominante que considera que la mujer es propiedad de su pareja.

 Más allá de lo que cuentan las historias

En el área de Psicología y Psiquiatría Forense de INACIF, diariamente se atienden mujeres referidas para evaluación psicológica por alguna autoridad competente para ello (Ministerio Público u Organismo Judicial), debido a denuncias relacionadas a violencia contra la mujer, ya sea física, sexual, económica o psicológica.

Es en los relatos enriquecidos con detalles, donde sobresalen ciertos estereotipos socioculturales que han llevado a las mujeres a estar inmersas en relaciones conyugales adversas, a ser sujetas a tratos inadecuados en el ámbito laboral, a ser excluidas en el goce de sus derechos. Es así como se tomaron extractos de algunas historias, que sacan a luz la dinámica de desigualdad social, que promueven el detrimento y desvalorización a la figura femenina.

 
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Los casos suelen ser los que en mayor número se atienden, en donde prevalece uso de la violencia contra la mujer en el ámbito privado (dentro del núcleo familiar), principalmente por agresiones de la pareja o expareja, reconociéndose en los relatos como el “amor” entre un hombre y una mujer puede convertirse en experiencias de vida desagradables, que se siguen extendiendo en las familias como patrones de vida ineludibles.
Romper con esquemas de pensamiento o estereotipos socioculturales parece ser una labor tenaz, y a gran escala imposible; sin embargo, en pequeños grupos empezando por la familia y los niños en centros educativos pueden ser el inicio para promover formas de pensar sanas y equitativas sobre las relaciones hombre-mujer, de tal manera que tenga impacto en la minimización de la violencia contra la mujer.

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M.A. Silvia María Ocampo Sánchez
Psicóloga Clínica
Universidad Rafael Landívar
Número de Colegiada 1,222
Maestría en Ciencias Criminalísticas, Universidad Mariano Gálvez
Estudios de Maestría en Psicología Clínica y Salud Mental, Universidad Mariano Gálvez
Post-grado en Psicología Forense, Universidad San Carlos de Guatemala
Diplomado en línea “Violencia Femicida y otras formas de violencia contra la mujer”, Universidad Complutense de Madrid, España.
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BIBLIOGRAFÍA

Escuela de Ciencias Sociales, arte y humanidades (2010). Estereotipos y roles de género. Bogotá. Colombia.
Fernández, J. (1996). Varones y mujeres. Desarrollo de la doble realidad del sexo y el género. Ediciones Pirámide. España.
López-Saez, M. (1994). Procesos culturales e individuales implicados en la estereotipia de género. Una aproximación empírica a la
elección de carrera. Revista de Psicología Social. España.
Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (2007). Violencia contra las mujeres indígenas en
Guatemala. Guatemala.
Real Academia Española de la Lengua (2004) Diccionario de la Lengua Española RAE. 22 ed. España.
Ley contra el femicidio y otras formas de violencia contra la mujer. Decreto 22-2008
Ley para prevenir, sancionar y erradicar la violencia intrafamiliar. Decreto 70-96

REFERENCIAS ELECTRÓNICAS

Estereotipos masculinos y Estereotipos femeninos.
Disponible en red: http://publicidadresumida.files.wordpress.com/2008/04/estereotipos.pdf
Machismo y Guatemala.
Disponible en red: http://www.taringa.net/post/femine/12356459/El-machismo-y-Guatemala.html.
El impacto de estereotipos y los roles de género en México.
Disponible en red: http://cedoc.inmujeres.gob.mx/documentos_download/100893.pdf

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Somos una institución con autonomía funcional e independiente que surge como consecuencia de la necesidad de unificar y fortalecer los servicios periciales forenses en Guatemala, mediante el desarrollo científico del trabajo que realiza como institución autónoma, garantizando la imparcialidad y confiabilidad de la investigación técnica científica, contribuyendo así al sistema de justicia.

 

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